No hay ninguno tan viejo que no piense vivir otro año

Este refrán alude al momento de la muerte, que es siempre incierto. Pretende por tanto aconsejar que no se hagan demasiados cálculos en función de ese acontecimiento. Además señala el instinto de supervivencia de las personas, y que en realidad la esperanza siempre está ahí, por muchos años que pasen.

El corazón y los ojos nunca son viejos

Este refrán busca la complacencia con la vejez y un tono de reinvindiación ya que en esta etapa de la vida donde decaen tantas cosas, no implica que tengan forzosamente que decaer las emociones o algunos deseos que son siempre simbolizados por el corazón. Incluso alude a los ojos y al deseo que se genera al ver cosas bellas. Queda por tanto expresado que incluso frente a la impotencia ante determinadas cosas, el deseo permanece.

Los años no pasan en balde

Este refrán pretende señalar las secuelas propias de la vejez, o al menos de una etapa madura donde ya se han superado otras etapas de más brío, de juventud y lucidez en tantos aspectos de la vida. En este sentido se alude a un balde que es un recipiente similar a un cubo que sirve acumular cosas en él., y por tanto la capacidad es su cualidad más reprensentativa. Entonces el refrán te dice que mediante la experiencia vas acumulando cosas y estas dejan secuelas.

A la vejez, aladares de pez

Este refrán pretende ser una burla hacia aquella gente que trata de disimular su vejez mediante elementos artificiales como cosméticos, cirujia estética… etc. El maquillaje no es un invento moderno precisamente, y antiguamente tenían diversos métodos para disimular la vejez. Uno de ellos era untarse los aladares, que son los cabellos de la cabeza, tintar el pelo para disimular las canas o la caída de cabello.

No hay más bronce que años once, ni más lana que no saber que hay mañana

Este refrán, cuyo origen no está claro (aunque data al menos del siglo XVI) parece poner en alza los valores de la juventud. En concreto menciona a la edad de 11 años, una etapa avanzada de la infancia y donde es razonable establecer el comienzo de la pubertad. Es una etapa de muchos cambios, de desarrollo y de formación de lo que será el cuerpo adulto. Este refrán la pone en valor y otorga términos como robusted o inconsciencia.

La juventud es un estado del alma

El refrán refleja como a pesar de el tiempo no perdona y que afecta a todos los aspectos de la vida, en cierta medida se conservan aspectos del pasado. La juventud es una etapa floreciente donde la mayoría ve ciertas características que luego se van perdiendo y no se tienen en la etapa madura o de vejez. Sin embargo este refrán contradice esto y dice que el espíritu de la juventud puede seguir vivo en algunos casos. Para algunos hay jóvenes viejos, y viejos jóvenes.

Niño que has de acallar, no lo hagas llorar

Aquí tienes un refrán que plantea una estrategia para calmar a un niño y persuadir para un cambio de actitud o comportamiento manifiesto. O más bien plantea lo que no se debe hacer y es provocarlo en exceso, llegar a enfadarlo y a que llore. Queda por tanto implícita la sugerencia de tomar un camino alternativo como pudiera ser el de la seducción, algún tipo de manipulación o engaño que sin duda alguna será más eficaz para lograr el cambio deseado.

El pollo, pío, pío; Y el niño, mío, mío

Este refrán establece una comparación lógica entre los niños y los pollos, ambos sujetos de humanos y animales en sus primeras etapas en la vida y que tienen cosas en común. En parte, puede atribuírseles términos como egoísmo o avaricia, aunque en el fondo no es más que un sentido se supervivencia, que en parte (y no siempre) será calmado más adelante debido a la educación, a las normas sociales y de convivencia establecidas.

Carne que crece, no puede estar si no se mece

Este refrán  alude a los niños, a los que todavía no son adultos, que al igual que las crías de otros mamíferos se muestran verdaderamente más inquietos y activos. Estos impulsos que asocian con el movimiento y el mecer suelen ocasionar molestias en muchas ocasiones, pero sin embargo este refrán pretende disculparlos dando por hecho que es una causa natural, algo que forma parte de la naturaleza de las personas y seres vivos, del crecimiento y del aprendizaje

Lo más acordado, más olvidado

Este refrán alude a que en ocasiones justamente parece que lo que es más importante para nosotros y donde ponemos más énfasis para recordar o que en general salga bien, es precisamente lo que se nos acaba olvidando, o sale mal. También puede servir de disculpa, como para argumentar que realmente se ha puesto dedicación pero el resultado no ha sido el esperado, precisamente por algún fenómeno extraño relacionado con la memoria.

Vivir para ver, y ver para vivir

Este refrán se dice mucho cuando descubres una cuestión más bien negativa de alguien que por lo que sea se ha deteriorado en su discurso o en cualquier otro aspecto donde un día floreció y con el paso de los años finalmente acaba sorprendiento para mal. Es un refrán usado para atacar a otro de forma un tanto peyorativa, señalando que no está a la altura de lo que se espera de él.

El arte es largo; La vida, breve

Este refrán pone en valor el arte si lo enfrentamos al tiempo. Al menos a una unidad de tiempo estándar como puede ser una vida. Ciertamente 70, 80 o 90 años pueden parecer pocos en comparación con los siglos y milenios que tienen algunas obras de arte. No obstante y por otro lado, también se evidencia lo contrario y es que como dijo Heggel: «A más de uno un día le parecería demasiado largo», en lo que parece una crítica a aquellos artistas que no aguantan bien el paso del tiempo.

Malo vendrá que bueno me hará

Este refrán indica que la vida traerá acontecimientos poco gratificantes o directamente malos, que sin embargo, acarrearán un fortalecimiento de espíritu muy útil, al menos desde el punto de vista ético. Plantea entonces un aprendizaje a raíz de una mala experiencia que está por venir. Sin duda alguna en el futuro tendremos que enfrentarnos a cosas desagradables, pero es importante saber que podemos aprender de ellas y puede haber incluso una lectura positiva.

Por un clavo se pierde una herradura; por una herradura un caballo; por un caballo, un jinete, un reino

Este refrán advierte de los peligros que tiene el descuidar hasta los más pequeños detalles de las cosas, porque pueden desencadenar un efecto no previsto, un efecto incluso aleatorio o efecto mariposa, o una secuencia lógica como la que se planteó en origen con esta expresión. Y es que fue dicha en su día a raíz de un acontecimiento histórico, real con la pérdida de Flandes en tiempos de Felipe IV tras un accidente de un jinete a caballo.

Cada cabello hace su sombra en el cuello

Este refrán alude a todo el ser de las cosas, hasta las más nimias. Es decir, ¿qué hay más insignificante que un pelo? Refleja muy bien lo sencillo y lo pequeño, al menos en comparación con toda una melena. Pero por pequeña que sea, existe y tiene su ser, es capaz de hacer sombra, aunque esta también sea pequeña, y por tanto tiene relevancia. El refrán indica que no se debe despreciar lo que pueda parecer insignificante porque todo importa.

Lo que no va en lágrimas, va en suspiros

Este refrán plantea que nuestra dedicación, nuestro tiempo o nuestra energía es limitada y perecedera, y esto no depende de cada uno de nosotros. No obstante sí se puede elegir qué hacer con el tiempo y en base la actitud, la suerte y a otras cuestiones puede derivar más en unos derroteros u otros, que aquí reflejan con dos opuestos, dos posturas extremas como simbolizan los suspiros de alegría y esperanza o las lágrimas de tristeza y desafección.

No hay nada nuevo bajo el sol

Este refrán simplemente te pretende decir que no hay novedades, más allá de que acontecimientos recientes puedan indicar otra cosa. Aunque nos encontremos con eventos que puedan parecer novedosos en cuanto a contenido, tiempo o forma, con este refrán los tiras abajo, asociándolos a otros eventos pasados ya vividos. Incluso aunque no se conozcan las causas que provocaron dicho acontecimiento en el pasado, uno reciente no justifica que sea algo nuevo.

Tres mudanzas equivalen a un incendio

Este refrán te dice que abusar de las mudanzas equivale a una pérdida total de tus bienes, como podría ocurrir en caso de un incendio. Esta equivalencia curiosa fue establecida por Benjamin Franklin, y refleja el empeoramiento de las cosas debido al movimiento. Si tienes pertenencias valiosas, aconseja no hacer excesivos cambios, no abusar de ellos y ser conservador.

El desorden almuerza con la abundancia, come con la pobreza y cena con la miseria

Este refrán es una crítica brutal al desorden, que es capaz de convertir en tan sólo un día lo que antes era abundancia en miseria, algo que refleja con las 3 comidas más importantes del día. Así, el desorden es culpable de la degradación, la quema y despilfarro de los recursos. Ciertamente debe de haber un control y una buena gestión si se busca la conservación. El orden por tanto va ligado a la buena gestión y al cuidado de los recursos.

Bien se está el pie en la pierna

Este refrán, como tantísimos otros clama por ser conservador y respetar el orden natural de las cosas. Aconseja por ejemplo, darse cuenta de que todas ellas tienen sus sitio y su orden, y por eso el pie no debe moverse en exceso si quiere quedar ligado a la pierna. Utilizar los pies refleja el movimiento, la búsqueda y la iniciativa, que por tanto es desaconsejada por este refrán.

De lo pintado a lo vivo, hay cien leguas de camino; y de lo vivo a lo pintado, otro tanto

Este refrán tan largo lo que viene a hacer es una crítica a la representación que pueda hacer un narrador o un artista que pretenda reflejar una realidad. Ciertamente es complicado plasmar una realidad, e incluso percibirla ya que lo real es subjetivo. Esa diferencia se pone en manifiesto con una medida  notable como es la de cien leguas. Igualmente, si pretendemos recrear una realidad reflejada, no siempre lo logramos exitosamente. De hecho lo normal es que haya bastante diferencia.

Mas hacen pocos y buenos que muchos que lo sean menos

Nuevamente tenemos otro refrán que apela a la calidad frente a la calidad. Si estamos por ejemplo evaluando una fuerza militar, podemos encontrarnos con que un número pequeño, bien adiestrado y equipado es más eficaz que otro grupo más numeroso y desequipado o en malas condiciones. Ciertamente sucede también en equipos de trabajo o en cualquier actividad donde se requiera formación o requerimientos mínimos para poder desarrollarse.

No se quiebra por delgado, sino por gordo y mal hilado

Este refrán pone el foco en las causas de los problemas, y saca una conclusión clara al respeto. Ante un error, un problema o un fracaso lo que suele ser capital es la calidad y no tanto la cantidad. Es por eso que aunque a simple vista la esbeltez pueda parecer un síntoma de debilidad, en realidad hay otras propiedades mucho más relevantes a la hora de evaluar la resistencia.

Burro grande, ande o no ande

Aquí en este refrán no se andan con chiquitas, y lo que pretenden dejar bien claro es que la cantidad importa y no solo, sino que es una característica fundamental a la hora de decantarse por una opción. De hecho lo que se baraja es la relación entra cantidad y calidad, y este refrán lo deja bien claro. La poca calidad de un burro que no ande bien es más recomendable que la gran calidad de un burro que sea también pequeñito. La cantidad gana a la calidad.