Este refrán simplemente te pretende decir que no hay novedades, más allá de que acontecimientos recientes puedan indicar otra cosa. Aunque nos encontremos con eventos que puedan parecer novedosos en cuanto a contenido, tiempo o forma, con este refrán los tiras abajo, asociándolos a otros eventos pasados ya vividos. Incluso aunque no se conozcan las causas que provocaron dicho acontecimiento en el pasado, uno reciente no justifica que sea algo nuevo.