Este refrán indica que la vida traerá acontecimientos poco gratificantes o directamente malos, que sin embargo, acarrearán un fortalecimiento de espíritu muy útil, al menos desde el punto de vista ético. Plantea entonces un aprendizaje a raíz de una mala experiencia que está por venir. Sin duda alguna en el futuro tendremos que enfrentarnos a cosas desagradables, pero es importante saber que podemos aprender de ellas y puede haber incluso una lectura positiva.