Este refrán es una crítica brutal al desorden, que es capaz de convertir en tan sólo un día lo que antes era abundancia en miseria, algo que refleja con las 3 comidas más importantes del día. Así, el desorden es culpable de la degradación, la quema y despilfarro de los recursos. Ciertamente debe de haber un control y una buena gestión si se busca la conservación. El orden por tanto va ligado a la buena gestión y al cuidado de los recursos.