Este refrán alude nuevamente y como tantos otros al conservadurismo, y esta vez en términos económicos. No se entra en si el riesgo es bajo o elevado pero deja claro que existe la posibilidad de fracaso en cualquiera inversión. Se sobreentiende por tanto que la postura correcta debe ser moderada y pesimista, porque al no haber certeza en el resultado, deberíamos evitar ser al menos el más damnificado en caso de resultados adversos.