Este refrán no es más que un aforismo hecho en el siglo I por Fedro, y que aconseja suplir la carencia de fuerza con inteligencia. Sin duda alguna el león representa a la fuerza y el zorro a la astucia, y deja claro que ser león no basta para todas las ocasiones ni para siempre aunque da por hecho que es la primera opción. En esos casos donde falle el coraje y la fuerza, se debe ser capaz de utilizar la razón y la astucia.