Este refrán pretende destacar que si ya lo aparente es negro, turbio y malo, no va a haber ninguna sorpresa escondida para peor, puse es evidente que ya se ha descubierto todo el verdadero ser. Este refrán puede parecer apropiado en ocasiones, más sin embargo peligroso si se utiliza indebidamente, llamando a la calma, a relajarse y conformarse y provocando tal vez que sí llegue una sorpresa para nada deseada y aún peor de lo esperado.