Este refrán establece una división en el día a la hora de las 10, a partir de la cual unos deben recogerse a tiempo porque es tiempo para el grupo restante. La diferencia entre unos y otros es el modo de vida, ya que «la gente de bien», trabajadora y honesta debe protegerse en su casa y evitar mezclarse con la gente «de mal vivir», los borrachos, ladrones, delincuentes… Esto atañe principalmente a aquellos más vulnerables como puedan ser los jóvenes o los ancianos.