Este refrán alude claramente a aquellos preocupados por las noticias de un mundo cambiante, que no cesan, y que salen sin parar porque no dejan de ocurrir cosas. Y siempre será así, hasta el fin de la vida. Por tanto deja entrever que si nos centramos en las noticias novedosas, que dejan rápidamente obsoletas a otras, no tendremos tiempo para pararnos, alejar la mirada, mirar en perspectiva, analizar las situaciones, o incluso vivir la vida.