Este refrán te muestra como cumplir un capricho puede compensar frente a otro tipo de rentabilidad. Y es que según un relato aragonés, un hombre viajaba a vender cien panderos a una feria, junto con otros artesanos. En un momento dado pierde uno al caer al río desde un puente, pero esto tuvo su gracia, y entonces se deshizo de los 99 restantes lanzándolos el mismo uno a uno para cumplir el capricho. Los demás no entendían como perdía la posibilidad de hacer negocio y lo que contestó fue justamente este refrán.