Este refrán alude a aquellos hombres que suelen manifestarse públicamente y ser protagonistas de protestas. Con más o menos razón, la crítica del público será feroz con ellos, y serán víctimas de una burla por parte de la sociedad. El refrán señala a aquellas personas que saltan fácil en cualquier disputa, frecuentemente con argumentos un tanto superficiales y poco radicales, es decir, de crítica fácil y de poco rigor.