Este refrán aconseja la prudencia y optar por una posición conservadora ya que solo optando por un cambio ante una ocasión que se presente, las cosas pueden ir a peor. El dicho induce miedo al cambio, ya que este puede ser positivo o negativo, y aconseja dejar las cosas como están. Los progresistas podrían criticar esta posición donde ninguna mejora es posible, y además a veces es mejor asumir riesgos, especialmente si la posición conservadora sigue una línea negativa.