Este refrán nos pretende decir que debemos fijarnos en los efectos para así detectar donde está la causa de los problemas. Es decir, van unidas la causa y el efecto, y por tanto, si queremos atacar al efecto y tener un resultado distinto, debemos primero mirar la relación de causalidad y modificar ese origen. Por más que se quieran ocultar ciertas cosas o acciones, siempre dejan un rastro que puede seguirse, y en este caso lo refleja el humo que sale del fuego.