El refrán quiere decir que debemos evaluar bien el riesgo porque suele pasar que a veces tenemos cosas alcanzables y ciertas que podemos perder si somos demasiado ambiciosos ante la posibilidad de una mejora que si bien también es cierta, no debe ser muy notable. Aunque es similar al: «más vale pájaro en mano que ciento volando», lo cierto es que en este la opción peor la da por buena, por muy satisfactoria mientras que en el segundo caso podría ser que no fuera suficiente.