Este refrán te dice que los hombres tienen iniciativa, que hacen planes, tienen proyectos, tratan de crear cosas… y sin embargo, el avance del proceso o el resultado no depende tanto de ellos sino de la voluntad de Dios. Nuevamente estamos ante un refrán que frena la aspiración de iniciativa o de cambio de los hombres, sometidos a leyes naturales y divinas superiores, que sirven también para explicar los resultados, y de resignación y autocomplacencia cuando son adversos.