Este refrán indica que la culpa de un engaño no es siempre del que lo hace, si no también en quien lo recibe, ya que si un trato o negocio parece muy beneficioso para uno, en ocasiones ahí está la trampa y la codicia nubla la mente del engañado.
Este refrán indica que la culpa de un engaño no es siempre del que lo hace, si no también en quien lo recibe, ya que si un trato o negocio parece muy beneficioso para uno, en ocasiones ahí está la trampa y la codicia nubla la mente del engañado.