Este refrán se puede aplicar a cualquier situación de la vida, en donde cuando la persona que fué engañada, descubre el engaño, comienza a ver que ha sido traicionada y es cuando comienza el dolor. Tambien se puede relacionar con el refrán «Ojos que no ven, corazón que no siente«, ya que cuando los ojos comienzan a ver, es cuando el corazón y la persona se resiente.