Este refrán te dice que la razón no siempre es el método más fiable para predecir lo que va a pasar ya que a menudo se equivoca, tal vez porque no tenemos suficientes elementos de juicio o hacemos los juicios mal. Por tanto, mediante las emociones y las sensaciones se puede adivinar mejor ciertas cuestiones. El símbolo de esto es el corazón, y de ahí vienen las corazonadas que a veces se acaban cumpliendo y dando sentido a este refrán.