Este refrán pretende destacar como en la infancia o juventud, en etapas tempranas en general de numerosos procesos las cosas no están demasiado claras, hay inexactitudes e incluso ideas e hipótesis equivocadas, o falta de las mismas. En cambio con el tiempo y con la experiencia acumulada sí se pueden emitir mejores juicios, a posteriori. Por un lado ataca a los jóvenes pero por otro lado los disculpa echándole la culpa a la edad.