Este refrán recomienda tomar decisiones frente a adoptar una posición conservadora y con excesiva prudencia. Es mejor tomar partido por algo que quedarse entre medias tintas porque sino no se avanza. Una decisión acertada sería muy beneficiosa, e incluso en caso contrario con una mala decisión se permitiría avanzar ya que se pondría de manifiesto que ese camino es incorrecto y tal vez se podría corregir, con lo que se ganaría tiempo para alcanzar la solución, con respecto a la posición conservadora.