Este refrán muestra que la timidez y falta de ambición es contraproducente ya que incapacita para lograr buenos resultados. Para poder lograr un provecho es necesario actuar con cierta decisión e ímpetu, y esto se refleja en un dedo firme, diligente. Alude también a la comida y al acto de rebañar el plato ya que esta actitud de falta de ambición y decisión imposibilita el alcanzar siquiera hasta lo más necesario e indispensable.