Este refrán apela claramente al miedo como arma de control y de protección de la sociedad. Y es que el miedo es posiblemente el arma más poderosa que existe a la hora de inhabilitar a las personas a realizar acciones de todo tipo. En este caso sirve como protección, y es más útil que cualquier sistema de protección y vigilancia. La seguridad se consigue cuando se manipulan consciencias y se genera miedo a la represalia o a las consecuencias, ya que solo los locos y antisistema escaparán a él.