Este refrán te dice que la bondad no puede ser tentada y que por contra el mal no es impuesto sino que ya está ahí y se manifiesta cuando es tentado. Como alude al comportamiento y al espíritu de las personas, da por hecho que hay personas buena y malas por naturaleza, por más que en primera instancia puedan aparentar otra cosa. Tras una tentación descubriremos la verdadera esencia.