Este refrán te quiere decir claramente que la influencia de tu entorno, tu aprendizaje en los primeros años de edad es clave a la hora de formarte como persona, especialmente en el carácter y personalidad, aunque también en las inquietudes y aficiones. Es por ello que para bien o para mal, toda persona está un tanto marcada por el sitio donde nació y especialmente donde vivió en la infancia.