Esta frase es todo un proverbio que indica como una persona u objeto tiene unas cualidades que permanecen invariables a pesar de las circunstancias. Por tanto la respuesta lógica debe ser de conformismo, conservadora ya que tratar de cambiar no es efectivo. Invita también a aceptar a las personas tal y como son y en cualquier condición, lo que puede servir para justificarlas, probablemente ante actos que puedan ser polémicos.