Este refrán atribuido a un aforismo de San Bernardo señala a aquellas personas que no se cuidan en algún sentido, tanbto espiritual como material. Podría por tanto aludir a personas incompetentes en su negocio y que serían malos modelos de perdedores para tomar por referencia, o a aquellas personas que no cuidan su salud o cultivan su conocimiento, pues el abandono no será útil para nadie.