Este refrán relaciona a la última etapa de la vida como una vuelta al origen en ciertos aspectos, que más bien van relacionados con la fragilidad física y de pensamiento en comparación con otras etapas como la juventud y la de madurez. Como los mayores ya pasaron por la primera etapa, se puede decir que son dos veces niños. La vejez conlleva a un cambio en el metabolismo, de muerte de células, de baja regeneración, de degeneración… etc que ayudan a mostrarse como niños en muchos aspectos, a pesar que en niños ocurre justo lo contrario.