Este refrán alude a un mudo concreto y real que es el nuestro, y le llama cansado, que no es el que todos idealizamos. Así, a menudo solemos señalar en términos absolutos como algo bueno, o bien hecho, o algo malo o mal acabado. Pero en realidad es un error porque el mundo gira y las cosas cambian. La felicidad es débil y pasajera y de igual modo nada es tan terrible que no se de soportado ni que no se arregle.