Este refrán enseña que de la persona a la que alaban sin venir al caso o con exageración, alguna malicia oculta. Otro significado de este dicho es el de ver los defectos o malas acciones en otra persona, como se afirma en el refrán «Cuando el río suena agua lleva». El proverbio tiene su origen en la antigua creencia de que el agua estaba embrujada y por eso era necesario bendecirla.