Este refrán ataca y descalifica a aquellos que son demasiado ambiciosos en sus pretensiones, a quienes llama gatos. También alude a la multitud, a la totalidad de la gente que tiene necesidades básicas como es tener un calzado. No es propio de los animales usar calzado y por eso puede usarse para motejar, cuando alguna persona aspira a algo que no le corresponde.