Este refrán te indica cómo a pesar de las circunstancias cambiantes, se ha sobrevivido, y además es que es buena señal que podemos tomar decisiones y adaptarnos a las situaciones, como muestra con el «yendo y viviendo», porque sin duda alguna esa capacidad va a ser clave en la supervivencia. La expresión también deja un cierto sabor de boca de conformismo y dejadez, de aceptar los derroteros de la vida y adaptarnos a ellos, una posición contraria a otra más activa para buscar una mejor situación.