Este refrán ataca a la inconveniencia de realizar ciertas actividades o tener ciertas actitudes propias de un tiempo de la vida pasado y que en la vejez no parecen aconsejables. Ciertamente la sociedad suele ser muy crítica con los demás, y rápidamente se ridiculiza a los mayores que han dejado de tener capacidades que tenían antes, brillando menos el talento.