Este refrán augura que una situación adversa está al llegar, incluso lo refleja aludiendo a la vida, y por tanto la muerte. ¿Qué nos quiere decir? Pues que a pesar de todo debemos alegrarnos por ir ganando tiempo, celebrar cada día y aprovecharlo mientras no llega lo inevitable, que además no será bueno. Si uno anda «contando los días» debe celebrar cada uno de ellos, porque todos reflejan la vida.