Este refrán alude directamente a aquellos que tienen bienes de valor y a los que les gusta presumir de ellos, de formas más o menos sutiles o incluso más evidentes. Sin duda alguna provocan a los demás y causan envidias innecesariamente. El anillo es un símbolo de fortaleza, de poder, y hacer ostentación del mismo y darle mayor visibilidad legitima para ejercerlo, aunque un provocación en exceso puede llevar a una crisis de legitimidad.