Este refrán se aplica a todas aquellas personas que aplican soluciones aparentemente válidas, pero resultan ser equivocadas o ineficaces por tomarse a la ligera o rápidamente. Este proverbio hace referencia al hecho de que cuando llueve debajo de un árbol uno se moja, primero por la lluvia y luego, cuando deja de llover por el goteo del agua acumulada en las hojas.