Este refrán ataca a la complejidad y promueve una vida sencilla donde todo está dictado. Anima por tanto a no pensar y a seguir lo establecido ya que así todo tiene sentido, así estará en hora. Para alguien progresista este refrán es muy duro ya que elimina todo espíritu crítico, toda duda y por tanto cualquier capacidad de cuestionamiento de lo establecido y de mejora.