Este refrán alude a los juegos de azar y especialmente aquellos de naipes, donde cada jugador suele disponer de varias cartas y curiosamente tan solo una pequeña variación, de apenas sólo una carta puede significar la condición de victoria o derrota. Yendo más allá observamos como en algunos juegos la avaricia y el riesgo suelen ser fatales, y es por eso que se recomienda ser conservador y evitar pedir esa última carta en ocasiones, pero también evitar ser excesivamente conservador y no pedirla nunca. Busca la justa medida.