Este refrán apela a la virtud de la paciencia y la relaciona con otros 2 conceptos, así que se supone cierta equivalencia entre ambos. Se puede ver la paciencia como la capacidad para soportar contratiempos y penalidades, en especial a lo que se refiere a tener calma ante el paso del tiempo. Una actitud conservadora y de prudencia puede ser recomendable para evitar el conflicto y por tanto buscar la paz. Y del mismo modo le atribuye al conservadurismo la productividad, especialmente en ciencia.