Este refrán pretende dar un toque de atención a aquella persona que ha probado fortuna y le ha sonreído. En juegos de azar o en la vida en general, podemos sentirnos afortunados con las primeras experiencias, pero todo tiene su contrapartida y de hecho conviene tener siempre presente que la rueda puede girar. Eso pretenden decir este refrán, que no debe confiarse uno.
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- No puede ser el cuervo más negro que sus alas
- Dios aprieta, pero no ahoga
- Dios da el frío conforme la ropa
- El bien, buscarlo; Y el mal, esperarlo