Este refrán te dice que no debes hacer movimientos que puedan ser contraproducentes, que en realidad son contradictorios y que suponemos se asocian a comportamientos éticos donde se pone en conflicto la riqueza y la vileza. Así uno no debe atacar a la dignidad de nadie, ni de la suya con el fin de alcanzar un grado elevado de riqueza, pero tampoco debemos comprar la dignidad con dinero.
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- El bien, buscarlo; Y el mal, esperarlo