Este refrán señala a las fuerzas de la naturaleza y las ensalza, pues son demasiado poderosas como para no tenerlas en cuenta tanto para aprovecharlas cuando están a favor como para evitar ir en contra. Ciertamente también señala como a veces el esfuerzo no es señal de prosperidad porque cuando la fortuna no está de tu lado, no basta el merecimiento personal para tener éxito.
Refranes relacionados
- Afanar, afanar y nunca medrar
- No puede ser el cuervo más negro que sus alas
- Dios aprieta, pero no ahoga
- Dios da el frío conforme la ropa
- El bien, buscarlo; Y el mal, esperarlo