Aquí tienes un refrán que plantea una estrategia para calmar a un niño y persuadir para un cambio de actitud o comportamiento manifiesto. O más bien plantea lo que no se debe hacer y es provocarlo en exceso, llegar a enfadarlo y a que llore. Queda por tanto implícita la sugerencia de tomar un camino alternativo como pudiera ser el de la seducción, algún tipo de manipulación o engaño que sin duda alguna será más eficaz para lograr el cambio deseado.