En ocasiones vemos esta frase donde el carente de virtud o malvado da señales de temor ante la reprimenda que pueda llevar tras sus acciones, pero que sin embargo y a pesar de todo las sigue haciendo. Esto puede ser un sinónimo de temeridad, valentía o incluso de tener bien poca vergüenza por insistir en las fechorías incluso a sabiendas de la reprimenda porque tal vez cuenta con que no sea real.