Este refrán apela a las tradiciones y a la actitud de respeto y sumisión que se debe tener ante ellas, dando por hecho una posición conservadora, tan propia del saber popular y los dichos. Con lo que se usa se refiere a lo que es usual, a lo establecido. Y además dice que no se excusa, es decir, que no se discute lo establecido según las normas de convivencia propias e impuestas por el sistema.