Este refrán te indica que el aprendizaje en primera instancia es muy eficaz, y así la educación en los niños es muy eficaz porque se presupone que durará a lo largo de toda su vida. Alude por tanto a la necesidad de encarar a las personas y forjarlas en su carácter a muy corta edad, probablemente porque luego más tarde difícilmente se pueden conseguir los mismos efectos.