Este refrán alude a que en ocasiones justamente parece que lo que es más importante para nosotros y donde ponemos más énfasis para recordar o que en general salga bien, es precisamente lo que se nos acaba olvidando, o sale mal. También puede servir de disculpa, como para argumentar que realmente se ha puesto dedicación pero el resultado no ha sido el esperado, precisamente por algún fenómeno extraño relacionado con la memoria.