Se dice figuradamente, al que con demasiada rapidez se adelanta a señalar  al culpable de cualquier mala acción para alejar de si toda sospecha, avisándole con este refrán, de que ese hecho está demostrando su culpabilidad. Por otro lado está la forma literal del refrán, que apunta a la ventosidad que se escapa, y el que primero dice que no ha sido es él el culpable.