Esta frase proverbial apela al tiempo, a la desilusión por el tiempo presente, incapaz de superar y ni siquiera igualar al momento pasado, y que por tanto da pie a pensar que el futuro será peor que el presente. Aconseja por tanto aprovechar el tiempo, aprovechar la vida. Es una visión pesimista del transcurso de la vida, que ataca a la esperanza de mejora y crea una realidad donde importa lo inmediato y aprovechar la ocasión sin preocuparse mucho por el futuro.